El monje Beato, del monaterio de Liébana
En el siglo VIII d.C. un presbítero del monasterio de San Martín de Turieno (hoy Santo Toribio de Liébana) de la comarca cántabra de Liébana de nombre Beato (masculino de Beatriz), escribió un Comentario al Apocalipsis de San Juan que en muy poco tiempo se hizo enormemente popular. Copiado e iluminado repetidamente a lo largo de toda la geografía española, en la actualidad estas copias constituyen un impresionante conjunto de códices medievales de enorme valor que hoy se conocen como "beatos". Sus miniatruas representan una de las más extraordinarias manifestaciones del arte occidenntal, sentando las bases del arte románico medieval.
Poco se conoce de la vida de Beato. Si se conoce que el 26 de noviembre del año 785 se encontraba en la localidad asturiana de Pravia, junto a un discípulo suyo. Ambos se enteraron que Elipando (arzobispo de Toledo) había mandado una carta a un abad que pronto fue muy difundida por Asturias. En dicha carta, arremetía contra el abad por diferir de sus ideas adopcionistas (teoría que consideraba a Jesucristo como hijo adoptivo de Dios). "¿Cómo los de Liébana vais a enseñar a los de Toledo?" -decía la carta-. Se sabe que Beato respondió y la teoría del adopcionismo, siendo una figura muy conocida a partir de aquel hecho ya que finalmente, tuvo que defender la postura de la Iglesia Católica frente a esta herejía en un debate en el que estuvo presente incluso el mismísimo Carlomagno.
Las referencias sobre él son escasas. Alcuino de York lo cita en un par de ocasiones y lo llama abbas y pater. En un tratado de este sabio monje contra Félix de Urgel dice “Quod uero quendam Beatum abbatem et discipulum eius Hitherium, episcopum, dicitis huic uestrae sectae primum contraire, laudamus “. Hay una carta del mismo autor dirigida a él y que fue descubierta por Agustín Millares en 1931.
Lo que no hay duda, es que tuvo que ser un autor muy destacado a juzgar por sus buenas conexiones con altas jerarquías eclesiásticas y civiles y debió ser un personaje influyente de la época.
Beato vivió en una época difícil para el mundo cristiano. Hay que tener en cuenta que se acercaba el año 800 en el que se creía llegaría el fin del mundo.. En el capítulo XX del Apocalipsis se menciona una Segunda Venida, el fin del mundo y el juicio final, hecho que ocurriría exactamente en el año 838 pues en el siglo de Beato, el reloj había empezado a contar con la Creación que se situaba unos 5.200 años antes del nacimiento de Cristo. Así Beato dice:
"Quedan aún catorce años del sexto milenio; la sexta edad terminará pues, en la era 838. Lo que queda es inicerto para la investigación humana... En verdad en el año 6.000 terminará el mundo.
Finalmente en el año 776 Beato escribió sus famosos Comentarios al Apocalipsis y unos años después, en el 784, redactó una versión cuya finalidad fue el adoctrinamiento de los monjes ante el convencimiento de la llegada del juicio final.
Entre sus fuentes, el propio autor de los comentarios nos dice que sus fuentes literarias fueron obras de Hyeronimo, Augustino, Ambrosio, Fulgentio, Gregorio, Tichonio, Ireneo, Abringio e Isidoro, o sea que utilizó obras de San Jerónimo (c. 346-420), San Agustín de Hipona (a. 354-430), San Ambrosio de Milán (a. 340-397), Fulgencio de Ruspe (a. 468-532), Gregorio de Elvira (fallecido en el a. 392), Ticonio (2a mitad s. IV), San Ireneo de Lyón (finales s. II), Apringio de Beja (s. IV) y San Isidoro de Sevilla (a. 570-636).
Otras obras menos conocidas fueron el Apologeticum o Adversus Elipandum libri duo; que no es otra cosa que un tratado que transmite su acre disputa con Elipando, arzobispo de Toledo y que antes hemos comentado y que está mutilada al final. Fue escrita alrededor del año 785. Otra es el himno O Dei verbum patris ore: dedicado al apóstol Santiago y compuesto en honor de Mauregato (783-788), sucesor del rey Silo.
Los Beatos
Los Beatos no son otra cosa que las copias iluminadas que se conservan, del Comentario al Apocalipsis del Beato de Liébana. Su obra no es original, ya que se limitó a recoger los pensamientos de otros escritores contemporáneos. Aunque el original no se conserva, si han llegado a nosotros numerosas copias -aunque no tanto como desearíamos-, pues fue un libro muy popular en su época. Hoy día, conservados en diferentes instituciones, existen más de 25 manuscritos, además de fragmentos de otros, que se han ido descubriendo y que superan ya la decena (de los cuales, uno de Silos con miniatura). Como hemos dicho, de algunos de ellos solo quedan páginas sueltas, pero por referencias se conoce que formaron parte de Beatos completos. Son libros escritos entre los siglos X al XIII, considerándose prerrománicos a los realizados en los siglos X y XI y puramente románicos a los escritos en los siglos XII y XIII.
En función de las fechas en que fueron escritos se conocen los siguientes Beatos:
Fragmento de Nájera . Siglo IX . Tesoro de la Abadía Santo Domingo de Silos.
Beato del San Millán del Cogolla (valle del Ebro). hacia 930 . Madrid . Real Academia de la Historia. Ms. 33.
Beato de San Millán. Hacia 950/ 955. Monasterio de El Escorial. Real Biblioteca de San Lorenzo. Ms. y II. 5..225 x 355 mm. 151 hojas. 52 iluminaciones.
Beato de San Miguel de Escalada (cerca de León . Hacia 960. Pierpont Morgan Library (Nueva York). Ms 644. 280 x 380 mm. 89 iluminaciones. Pintado por Magius, archipintor.
Beato de San Salvador de Tábara. Vers 968 / 970. Madrid. Archivo Histórico Nacional. Ms 1097 B (1240). Peint par Magias, terminado después de su muerte por su alumno Emeterius.
Beato de Valcavado. Vers 970. Valladolid. Biblioteca de la Universidad. Ms. 433 (ex ms 390). 97 iluminaciones restantes. Pintado por Oveco para el abad Semporius.
Beato de Rioja o León. Hacia 975. Catedral de La Seo de Urgell. Archivos. Ms. 26. 90 iluminaciones.
Beato de Gerona Hacia 975. Catedral de Gerona. Archivos. Ms. 7. 260 x 400 mm. 280 hojas. 160 iluminaciones. Pintado por Emeterius (alumno de Magius) y por la pintora Ende.
Beato de San Millán. 2º tercio del siglo X Madrid. Biblioteca Nacional. Ms. Vit. 14.1.
Beato de León. 1047. Madrid. Biblioteca Nacional. Ms. Vit. 14.2. Encargado por Fernando I y la reina Sancha. 267 x 361 mm. 312 hojas. 98 iluminaciones. Pintado por Facundo.
Beato. 1086. Catedral de El Burgo de Osma. . Cod. 1. 225 x 360 mm. 166 hojas. 71 iluminaciones. Escriba: Petrus. Pintor: Martinus.
Beato de Ginebra. Biblioteca de Ginebra, Ms lat. 357.Mediados del siglo XI. 250 x 160 mm. 194 páginas, 65 miniaturas.
Beato de la Saint-Sever (Landes). 1060 / 1070. París. Biblioteca Nacional. Ms. Lat. 8878.
Beato de Turín. 1100. Biblioteca Nacional de Turín.
Beato de Santo Domingo de Silos. 1091 / 1109. Londres. British Library. Ms. Add. 11695.
Beato de Lorvao. 1189, Arquivo de Torre do Tombo, Lisboa.
Beato de las Huelgas. 1200. Morgan Pierpont Library, Nueva York: M.429.
Podemos observar que los códices han sido en muchas ocasiones, muy mutilados. Los folios fueron arrancados por los mismos monjes cuando perdieron interés por la obra o porque no entendían y los usaron para volver a escribir otras obras sobre ellos.
Su fama se debe a las explicaciones de las revelaciones de San Juan y a las ilustraciones que lo acompañan, con el fin de calmar a los cristianos de los males de su tiempo y el inminente fin del mundo. Este final no se produjo como bien sabemos, lo cual no fue impedimento para que los comentarios se siguieran copiando durante varios siglos más. Hay que tener en cuenta que eran pocas las personas capaces de leer y mucho más, de comprender el idioma latino. La expresividad de las miniaturas y su gran protagonismo en el texto pueden deberse a la necesidad de ofrecer una narración gráfica paralela que evite la necesidad de leer el texto.
El fenómeno de los comentarios al Apocalipsis del Beato de Liébana es único en la Alta Edad Media hispánica. Ninguna otra obra fue copiada tantas veces como para que llegaran a nuestros días.
Este fenómeno no se explica tanto por el texto de la obra principal que contienen, sino por sus ilustraciones, que tienen una notable uniformidad pictórica, al contrario que las Biblias y Evangeliarios que no repiten sus iluminaciones. Veintidós manuscritos de los conservados las tienen. Tanto fue el éxito que tuvieron los 'Beatos' que, al contrario que en zonas italogálicas y anglonormandas, las copias del texto del Apocalipsis que se hicieron en Hispania no tenían miniatura alguna, dada la fuerte atracción de la tradición de los 'Beatos' que las tenían como en exclusiva.
En los códices conservados observamos cómo al texto del "Comentario" de Beato se fueron sumando otros elementos que dan como resultado el actual contenido de un manuscrito 'Beato' tipo:
Genealogías bíblicas Las complejas ilustraciones de los árboles genealógicos del pueblo judío desde Adán hasta el nacimiento de Cristo solían encabezar las Biblias mozárabes, de donde probablemente pasaron a los Beatos.
Prefacio Un breve texto en el que se manifiesta el deseo de hacer comprensible el libro bíblico. En él abundan las citas de Isidoro, en especial de su "Contra Iudaeos". En este prefacio se dedica la obra a Eterio, al que se refiere como 'sancte pater', habiendo sido quien solicitara de Beato la obra para instrucción de sus hermanos de religión.
Dos prólogos el primero trata la vida de San Jerónimo. Se ha atribuido a Prisciliano, aunque en algunos manuscritos está atribuido al propio San Jerónimo. El segundo prólogo es un texto que este santo dedicó a Anatolio en su refundición del "Comentario al Apocalipsis" de Victorino.
Interpretatio es una explicación resumida del Apocalipsis a partir, al parecer, de Primasio y Ticonio con citas isidorianas y en el que se utiliza un texto bíblico distinto de la Vulgata.
"Comentario al Apocalipsis" A la hora de realizar su plan expositivo el artífice del Comentario siguió un esquema tradicional. La estrategia empleada consistió en dividir la obra original del Apocalipsis en sesenta y ocho secciones. Cada una de ellas comprendía aproximadamente una docena de versículos y fue denominada una historia (storia). Cada una de las 'storiae' es seguida de una 'explanatio' (explicación de la secuencia neotestamentaria), más o menos extensa, que a veces da pie a largas digresiones.
Explicit A modo de colofón se usa un texto de las "Etimologías" de San Isidoro con la explicación de los términos códice, libro, volumen, hoja y página. Parece un añadido de un copista, pero debió de ser de los primeros, dado que está en toda la tracición conservada de los 'Beatos'.
Tratado "De adfinitatibus et gradibus" Se trata de una extraña incorporación de un capítulo de las "Etimologías" de San Isidoro en el que se explican los parentestos y sus grados y donde se ofrece un árbol de consanguinidades.
"Comentario al libro de Daniel" Temprano, en algún momento antes del siglo X, se añadió a las copias de los 'Beatos' un pormenorizado comentario de San Jerónimo a Daniel. Esta parte de los manuscritos también contiene escenas narrativas ilustradas.
Conviene anotar que no todos los 'Beatos' cuentan con todos los elementos se fueron agregando al "Comentario".
Las miniaturas de los Beatos . Las distintas familias.
Uno de los grandes problemas que presentan los Beatos es el de los objetos materiales en ellos representados. Son escenas de monstruos y retratos del fin del mundo, todos ellos dibujados sin ningún tipo de perspectiva tridimensional y por tanto, muy alejados de la realidad. El espacio pictórico de los Beatos muestra una ambigüedad llena de poesía, en la que animales y monstruos también se confunden. Este arte asocia familiaridad y distancia: parece ir en busca y encontrar la Eternidad, inmediata, sin perder un ápice de su trascendencia inaccesible y misteriosa.
La iconografía presente en los Beatos tiene aportaciones bizantinas y persas (las columnas rellenas de elementos vegetales geometrizados, las largas filas de personajes, ...), del Egipto copto (trenzados geométricos), de la Europa carolingia (ornamentación de interiores y cortinajes, vestimenta con pliegues) y del arte primitivo hispánico (en la composición, en el movimiento y expresividad de las figuras). Los elementos orientales y norteafricanos originarios fueron enriquecidos sin duda por la aportación mozárabe, muy presentes sin duda en la España medieval.
En torno al año 950 se conoce la existencia de numerosos escriptorios monásticos con copistas e iluminadores. En la zona asturleonesa los de Tábara, León, Escalada, Valcavado, Albares y Bobadilla; en el norte de Castilla los de Cardeña, Valeránica y Silos. En el reino de Navarra los de Albelda y San Millán de la Cogolla. A este ámbito geográfico corresponde la primera fase de gran difusión de la obra de Beato de Liébana.
Más tarde la producción habría de abarcar una mayor extensión (desde mediados del siglo XI al XIII) llegando desde Portugal a la zona oriental de la Península y trascendiendo los límites hispánicos (Gascuña, sur de Italia o Lombardía). En esta fase participan otros centros de producción de Castilla, como los monasterios de Las Huelgas o San Andrés de Arroyo.
La mayoría de los manuscritos son de escritura visigótica, excepto los de procedencia extrapeninsular, que tienen grafía carolina, y los más tardíos que poseen escritura carolinogótica. En varios manuscritos, el propio texto hace referencia a las imágenes, de lo cual se deduce que el códice original tenía ya miniaturas, inspiradas posiblemente en un manuscrito de origen noteafricano oriental, copto (aunque algunos creen probable que se originara en la zona astur, a partir de antecedentes paleocristianos). Se lee, por ejemplo, "incipit sequentis picture storie" o "sicut subiecta figura declarat".
Aunque todos respetan la estructura del original, por el estilo y composición de las miniaturas, se reconocen dos grandes familias de manuscritos, la segunda de las cuales se subdivide en dos líneas de tradición (II a y II b). El arquetipo de este segundo grupo contenía ya el "Comentario al libro de Daniel", los retratos de evangelistas y las tablas genealógicas. Encabeza el grupo II a, por antigüedad, el manuscrito que pintó Magio en San Miguel de Escalada (León), que por su originalidad y aportaciones artísticas, algunos sospechan que se podría identificar con el arquetipo de esta rama de la tradición.
Por lo que respecta al texto se han sugerido hasta tres ediciones y una revisión de la tercera. A la primera edición corresponderían los códices de San Severo y el emilianense de la Biblioteca Nacional. A la segunda edición, todos los códices del resto de la rama primera del stemma. A la tercera todos los manuscritos de la familia segunda, correspondiendo a la revisión de esta tercera edición los códices de la rama II b.
Así pues, basándose en que Beato creó tres ediciones diferentes de los Comentarios en los años 776, 784 y 786. La momenclatura usada es I (para aquellas copias basadas en las interpretaciones de los años 776 y 784) y IIa (la del año 786) y Iib (modificación posterior de la familia Iia). Tampoco está claro el origen de las miniaturas, en las que se observan influjos muy diversos, desde los motivos clásicos hasta los sirios, paleocristianos, musulmanes, nórdicos, etc.
No deja esta de ser una clasificación un tanto artificial, así otros autores consideran que todos los códices de los beatos arrancan de un solo prototipo, prácticamente terminado en el año 776 y dado por concluido por parte el monje de Liébana en 786, del que sucesivas copias a partir de 776 dieron origen a las diferentes familias textuales.
Las diferentes familias son:
FAMILIA I: Beato de Nájera (fragmento), Beato Emilianense, Beato de El Escorial, Beato de San Millán, Beato de Saint-Sever, Beato de Burgo de Osma, Beato Corsini. Roma, Beato de Lorvao. Lisboa, Beato de León. León.
FAMILIA IIa: Beato de San Miguel de Escalada, Beato de Valcavado, Beato de La Seo de Urgel, Beato de Fernando I y Sancha, Beato de Berlín, Beato de Navarra.
FAMILIA IIb:Beato de Tábara, Beato de Gerona, Beato de Turín, Beato de Manchester, Beato de San Pedro de Cardeña, Beato de San Andrés de Arroyo, Beato de las Huelgas, Beato de México, Beato de León (Fragmento).
Entre los ss. VIII y IX pudieron existir Beatos en el sentido que se le da a esa palabra por las obras de Magius y de sus alumnos y seguidores, pero con casi toda seguridad, sólo llevaban miniaturas subordinadas al texto y que no alcanzaban nunca la autonomía y la s dimensiones de la columna o de la página entera. Quizás este estilo se remontara al siglo IV, a una ilustración paleocristiana de los Comentarios del Apocalipsis debidas en especial a Ticonius (s. IV).
El misterioso Fragmento de Nájera, que sucede cronológicamente a estos posibles protobeatos es, en realidad, un torpe pictograma en el que aparece una cierta abstracción simbólica de la figura humana,
Un grupo especial de Beatos fueron aquellos que durante el siglo X trabajó en el monasterio de Escalada (León) un monje llamado Magíus y que renovó la ilustración y dio origen a otra familia de códices, de la que podemos considerar prototipo el Beato conservado actualmente en la Piermpont Morgan Library de Nueva York, y fechado en el año 926. Durante un largo período perdemos el rastro de Magius hasta que le volvemos a hallar citado en la suscripción del Beato de Tàbara, fechado en el ano 970, en la cual figuran Emeterius y Sènior, éste como escriba, y nos aclara que el libro fue comenzado por Magius en el monasterio de Tábara, que murió durante el trabajo y que lo completo Emeterius, que se llama a sí mismo discípulo de Magius, y en la loa que hace de éste le considera archipictor, lo que permite suponer que fue un artista genial y renovador de estas miniaturas.
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