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Historia de las Bibliotecas




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Historia de las Bibliotecas


SIGLO XVIII


En este siglo se da el triunfo definitivo de las lenguas vernáculas sobre el latín además de la cultura secular con respecto a la religiosa. A la vez que el latín, desciende la producción de libros religiosos. En Estados Unidos aparece un nuevo tipo de bibliotecas centradas en torno a las parroquias, las parroquiales. Destaca en este tipo de bibliotecas el reverendo Thomas Bray quien logró establecer con la ayuda de varias asociaciones 70 bibliotecas por todo el país aparte de fundar distintas sociedades para su mantenimiento, alguna de las cuales sobrevive hoy en día.

El British Museum:

biblioteca britanica

La Biblioteca Nacional Inglesa, fue creada por una oferta hecha al parlamento británico “en muerte” por Sir Hans Sloane, quien fuera presidente de la Royal Society que dejó en muerte casi 45.000 volúmenes y una extraordinaria colección de objetos curiosos. A su compra a los testamentarios, se le unió la de los condes de Oxford con 7.000 manuscritos, 40.000 documentos y 50.000 libros además de la de Robert Bruce Cotton, pequeña (700 volúmenes) pero muy valiosa. A pesar de esto, tardó más de un siglo en convertirse en una institución importante y la renovación se debió a un emigrante italiano que llegó a Inglaterra en 1823, Antonio Panizzi. En 1856 se convirtió en su director y gracias a los elevados recursos que obtuvo para la compra de libros la convirtió en una de las colecciones más voluminosas del mundo.


La Biblioteca Real:

La Real Biblioteca fue fundada por Felipe V, junto a palacio como la biblioteca necesaria para reparar la decadencia “de los antiguos estudios de las buenas letras y demás artes que son necesidad” aunque posiblemente influyera notablemente la existencia de la Biblioteca Real Francesa. Fundada en 1711 empieza con 2.000 volúmenes y 6.000 que fueron comprados en Francia. Los inventarios conservados de época de Carlos III revelan el predominio del libro impreso en la biblioteca si bien se debe a la iniciativa de este monarca la incorporación a la Real Biblioteca de la colección de manuscritos de lenguas deAmérica reunidos por Celestino Mutis en 1787. Los primeros 8 bibliotecarios fueron todos jesuitas (4 franceses, un escocés y 3 españoles), aunque los más famosos fueron Juan de Iriarte, Gregorio Mayáns, Siscar, autor de la primera biografía de Cervantes, Tomás Antonio Sánchez.

Las adquisiciones de libros más notables corresponden al reinado de Carlos IV. Entre las colecciones que ingresaron entonces cabe destacar las bibliotecas particulares de ilustrados como Mayans y Siscar y Francisco de Bruna, además se añaden los numerosos libros procedentes de las bibliotecas particulares del conde de Mansilla y del conde de Gondomar. De este último conserva la Real Biblioteca no solo su magnífica colección de libros impresos y manuscritos sino una copiosa correspondencia que asciende a más de 20.000 cartas. Por su especial condición de Librería de la Corona, ingresaron también en la Real fondos de carácter archivístico procedentes del Archivo General de Simancas y de la Secretaría de Gracia y Justicia. Así llegaron en 1807, los manuscritos deFrancisco de Zamora, Manuel José de Ayala, Areche y la colección Muñoz.

No fue esta la única biblioteca de la capital evidentemente. Coexistía con la de las órdenes eclesiásticas (carmelitas y agustinos descalzos, benedictinos, etc), además de las pertenecientes a las academias (Historia y Bellas Artes) así como numerosas colecciones privadas.



Escribir es un ocio laborioso.
Johann W. Goethe.

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