Beato de San Miguel de Escalada
Esta obra se encuentra dividida en dos volúmenes, de 300 páginas cada uno, en letra visigoda. Contiene 89 miniaturas y sus medidas son 400x300 mm.
Sabemos que fue realizado, a petición del Abad del Monasterio leonés de San Miguel de Escalada, por el "archipictor" (así firmaba siempre) Magius, cuyo nombre aparece por dos veces citado, en el verso acróstico del folio 293. y en el colofón. Su datación no está clara y se sitúa entre los años 922 y 958. También existe una cierta controversia sobre su scriptorium de procedencia ya que aunque inicialmente se pensaba que su origen era San Miguel de Escalada, lo más probable es que Magius, que normalmente trabajó en San Salvador de Tábara, donde murió y fue enterrado en el año 968, lo confeccionara en este monasterio.
Este Beato estuvo en San Miguel de Escalada al menos hasta el siglo XIV. Reaparece en el siglo XVI en manos del Arzobispo de Valencia, Martín Perez de Ayala, que a su muerte en 1566 legó el manuscrito a la orden militar de Santiago. Allí continuó hasta 1837, cuando se desamortizaron los bienes de la iglesia en España. Hacia 1840 un comerciante llamado Roberto Frasineli lo cede a cambio de un reloj de plata antiguo a Francique Michel, que más tarde en 1847, lo vende al famoso coleccionista de manuscritos Guillermo Libri-Carrucci, que a su vez vendió al Conde de Ashburnham. En mayo de 1897 lo adquirió el coleccionista Henry Yates Thompson, de Londres, y en la venta que celebra el 3 de junio de 1919 es adquirido en el lote 21, por el intermediario Quartich, para la biblioteca Pierpont Morgan de Nueva York.
Magius con este manuscrito inicia el que antes indicamos como segundo estilo pictórico de los Beatos, que con el de Tábara, son las dos obras de arte más significativas de esta serie. Además, el Beato de Tábara incluye al final dos folios que nos permiten saber que hubo otro Beato, comenzado también por Magius, aunque murió en el año 968 sin terminarlo por lo que fue acabado por Emeterio y la monja Ende dos años más tarde, y del que sólo se han conservado esos dos folios.
Destaca en esta serie una nueva utilización del color y del espacio (debido en parte a un cambio en el tipo de colorantes empleados, usando nuevos colores ligados a elementos como miel o huevo), mejorando significativamente la calidad del conjunto gracias a una gran armonía cromática.
Son figuras sin perspectiva ya que su intención no es mostrar la realidad sino enteramente ocupado en transmitir su mensaje religioso.
Ya hemos dicho que aunque es seguro que se escribiera para San Miguel de Escalada, ya que está dedicado a San Miguel y porque alguna nota marginal así lo indica, no parece probable que se realizara en este monasterio del que no consta que dispusiera de un scriptorium, mientras que el de Tábara, donde sabemos que trabajaba Magius habitualmente, contaba con todos los medios, hasta el punto de que en la famosa miniatura de su torre se puede ver a los monjes trabajando en su scriptorium. La biblioteca de la famosa novela de Humberto Eco “El nombre de la Rosa”, está inspirada en dicha torre.
Emeterio, su discípulo nos da en el colofón de la obra, la aclaración de los motivos y de la fecha del encargo:
"Para embellecerlo he pintado una serie de miniaturas para las maravillosas palabras de las storiea, para que los prudentes teman la llegada del juicio futuro, del fin del mundo. Este libro , del principio al fin, se termina en la era de dos veces dos y tres veces trescientes y tres veces dobles diez..."
Beato de Vacalvado
Fatado en el año 970, con dimensiones de 355x245 mm (los folios han sido recortados), consta de 230 folios (más 14 que se han perdido) y contiene 87 miniaturas. Pertenece a la familia Iia.
La escritura es la redonda visigótica, perfecta, semejante a la que muestran también otros códices del Reino de León de la misma época. Han desaparecido 14 folios, y es muy probable que sean suyos los cinco folios con las genealogías que tiene la Vitrina 14-2 de la Biblioteca Nacional de Madrid.
El libro fue compuesto, a instancia de su abad Sempronio (como muestra la inscripción “SEMPONIVS ABBA LIBRVM), por un monje llamado Oveco del monasterio de Santa María de Valcavado, en la provincia de Palencia. Y lo hizo en un tiempo muy corto, pues estuvo trabajando 92 días (8 de junio a 8 de septiembre del año 970), a razón de cinco páginas y media al día, lo que constituye un récord para los usos altomedievales. Parece además bastante claro que fue creado por una sola mano.
El libro estuvo en la iglesia de la localidad hasta que en el siglo XVI Valcavado estaba casi despoblada, Teófilo Guerra, Provisor del obispo legionense, lo llevó a León. De allí, pasó a Madrid, a manos de un secretario de Felipe II, siendo Ambrosio de Morales el primer autor del que se conserva alguna referencia a este manuscrito. A principios del siglo XVII el P. Antonio Padilla lo llevó al Colegio de San Ambrosio de los jesuitas de Valladolid y finalmente en 1767, después de la expulsión de los jesuitas por Carlos III, toda la biblioteca de dicho colegio pasó a la Universidad de Valladolid donde, después de varios cambios de edificio, aún se encuentra.
Aparte las abundantes iniciales adornadas, en la actualidad consta de 87 miniaturas, algunas en doble folio y otras muchas a folio pleno, por lo general en buen estado de conservación. La técnica del dibujo y los colores son semejantes a los de sus hermanos citados y se insertan en el estilo de la gran escuela leonesa iniciada por Magius y desarrollada por otros escribas como Senior o Emeterio. Característica de esta escuela es dividir la miniatura en bandas de distintos colores en un intento de conseguir perspectiva. Además, como en el resto de Beatos de la familia, los colores están ligados a nuevos elementos como el huevo, la miel o la cola.
El Comentario de San Jerónimo del Libro de Daniel, en el que destaca la miniatura del la Cena del rey Baltasar, sigue una técnica pictórica distinta.
En la obra existen muchas notas en sus márgenes; algunas de poco interés pero otras son más curiosas como las que añadió el propio Oveco, parece ser que en la revisión final del manuscrito. Entre ellas hay una cantiga escrita en gallego medieval descubierta en 1918 en una de sus primeras páginas, datada en la primera mitad del siglo XIII y bastante próxima por su factura a las cantigas de Alfonso X el Sabio.
Beato de la Seo de Urgel
El llamabo Beato de la Seo de Urgel (pues se conserva en el Archivo de la Catedral de Seo de Urgel, referencia 26), también conocido como Codex Urgellensis, es un libro de 239 folios de pergamino ( siete folios numerados en romano y 232 en árabe), escritos en letra redonda visigoda a dos columnas.
Consta de 79 miniaturas, más las que existen en los medallones de las cronologías de las primeras páginas y sus dimensiones son 398 x 270mm.
Aunque el libro carece de colofón y, por tanto, no sabemos el año exacto en que se escribió, debemos situarlo poco después de 970, fecha de confección del de Valcavado, cronología que avalan también escritura y miniaturas.
Perteneciente a la familia Iia, sigue por tanto la misma tradición pictórica que los beatos de San Miguel de Escalada, la Seo de Urgel o Valcavado que antes ya hemos descrito. Está datado en el último tercio del siglo X y está considerado como uno de los últimos ejemplares de la escuela del archipictor Magius, pero en un estilo mucho más esquemático, mostrando en sus imágenes un mayor nivel de abstracción. Debido a sus grandes analogías con el Beato de Valcavado, se atribuye a algún scriptorium leonés, posiblemente el de ese monasterio, aunque por el tipo de estructura del propio manuscrito tampoco se desecha la posibilidad de que su origen esté en algún monasterio de las actuales comunidades de La Rioja o Navarra.
El manuscrito, que se había mantenido en la Catedral de la Seo de Urgell durante casi mil años, fue robado el día 29 de septiembre de 1.996 de su Museo Diocesano y recuperado casi íntegro -solamente le falta un folio- el día 21 de enero de 1.997.
¿Cómo llegó tan magnífico ejemplar a la Iglesia de Urgel? Por un inventario de la Biblioteca de la Seo de Urgel, sabemos que en 1147 ya estaba en tierras pirenaicas. Es bien conocida, la fortísima vinculación de los Condes de Urgel con el rey Alfonso VI y sus descendientes. Armengol V (1092-1102) casó con María, hija del conde Pedro Ansúrez, el fundador de Valladolid. Este conde castellano gobernó el condado de Urgel a principios del siglo XII durante la minoría de edad de su nieto Armengol VI. Es bastante probable que el conde Armengol V o Pedro Ansúrez donasen el libro al obispo San Odón, patrón de la ciudad, e iniciador de la construcción de la actual catedral.
El manuscrito incluye 12 ilustraciones incluidas en los folios que integran los Preliminares, otras 67 en el Comentario del Apocalipsis, y 11 más que ilustran el Comentario de Daniel. En total 90 ilustraciones, incluyendo los medallones dibujados en los árboles genealógicos.
La técnica pictórica se inserta plenamente en la miniaturística mozárabe leonesa: colores fuertes, nítidos y brillantes aunque con cierta pérdida con respecto al resto los beatos de la escuela de Magio. Sin embargo en este la línea adquiere una importancia fundamental. Así, las figuras tienen un canon más alargado de lo habitual en la miniatura mozárabe, generando imágenes con una sensación de verticalidad que recuerda a las figuras del Greco.
Además, dentro del propio manuscrito también existe una mutación, ya que mientras en las primeras 79 ilustraciones, que corresponden a las genealogías y a los Comentarios del Apocalipsis, se mantiene el estilo de Magius. La segunda parte, dedicada al libro de Daniel, es muy distinta, con las figuras pintadas directamente en el pergamino en las que resulta aún más evidente la esbeltez y la verticalidad de las figuras.
En resumen, el Beato de Seo de Urgel es un eslabón intermedio, atípico y muy original, dentro las familias de Beatos I y Iia.
En efecto, esta familia, que se inicia por Magius con el Beato de San Miguel de Escalada, continúa en el de Valcavado y en el de Urgel, los tres mozárabes y creados en la segunda mitad del siglo X en el entorno leonés, continúa más de cincuenta años después en el de Fernando I y Sancha, también en León pero en un estilo en que se empieza a vislumbrar la transición al románico y, en el siglo XII en otras dos obras, en este caso producidas en el entorno burgalés y ya totalmente románicas, los beatos de Silos y de Navarra.
El Beato de Fernando I y doña Sancha
El Beato de Fernando I y doña Sancha (vitrina 14-2 de la Biblioteca Nacional de Madrid), es un manuscrito iluminado de mediados del siglo XI se llama así por el nombre del donante,Fernando I de León y Castilla, aunque también se le denomina Beato de Facundo por el nombre del copista,Beato de San Isidoro de León por ser la Basílica de San Isidoro de León el lugar donde se encontraba originalmente o Segundo Beato de la Biblioteca Nacional por ser laBiblioteca Nacional de España enMadrid el lugar donde se conserva actualmente con la referencia Vit. 14-2.
El Beato está encuadernado en piel consta de 312 folios en pergamino (624 páginas a 2 columnas) con 35 líneas de escritura visigótica e ilustrado con 98 miniaturas, de ellas 9 a doble página. Sus medidas son 360x268 mm. Pertenece a la familia Iia.
Se trata del único Beato de entre los creados en los siglos X y XI que fue encargado por los reyes ya que normalmente eran solicitados por monasterios u otros estamentos religiosos.
Sus miniaturas siguen la tradición de beatos anteriores, siguiendo un esquema estereotipado desimbolismo, con dibujo firme y preciso. Lo que le diferencia principalmente es su gama de colores brillantes, sobre todo por su excelente estado de conservación y por la elegancia de sus formas, donde las figuras estilizadas han perdido su hieratismo e introducen movimientos que dinamizan la imagen. Pertenece al llamado tercer estilo de los Beatos, románico, con mayores influencias internacionales.
Facundo sigue meticulosamente la estructura de las miniaturas del Beato de la Seo de Urgell realizado en La Rioja o León en el año 975. También se inspira en el Beato de Valcavado, terminado por Oveco en el año 970 y es influenciado por el Beato Magio realizado alrededor del año 958 en el monasterio mozárabe de San Miguel de Escalada (León).
Aunque no existe indicación más que del nombre del copista (Facundus scripsit), parece probable que se realizase en un scriptorium regio especializado como pudiese ser el de Sahagún (León).
El códice fue copiado en León en 1047 por Facundo, se cree que en su totalidad, dada la regularidad de la escritura incluso en iniciales e inscripciones mayúsculas. No se conoce el nombre del iluminador, que realizó su tarea después de haberse completado la copia del texto.Pudo ser el mismo Facundo.
Encargado por los reyesFernando I de Castilla y Sancha de León, es de suponer que el códice quedara en el aula regia hasta 1063, momento en que se trasladaría a la basílica de San Juan Bautista de León, que pasaba a denominarse de San Isidoro, al albergar las reliquiasdel santo en su nueva consagración.
En junio de 1572 el códice seguía en San Isidoro de León, como lo testimonia Ambrosio de Morales. Pero poco después empezó a pasar de mano en mano.
En la segunda mitad del siglo XVII, el Marqués de Mondéjar lo tenía en su poder. En la guerra de sucesión la biblioteca del marqués fue incautada por Felipe V y el manuscrito pasó en el primer decenio del siglo XVIII a laBiblioteca Real. Una vez allí fue encuadernado con piel estrezada, en el siglo XIX.
En su visita a Léon, Ambrosio de Morales anota que estaba allí el 'Beato' de Valcavado (hoy en la Universidad de Valladolid). De esta copia proceden casi con seguridad los cinco primeros folios del manuscrito de Fernando y Sancha. Se trata de unas genealogías a las que les faltan las miniaturas, que nunca se pintaron.
El Beato 14-2 de la Biblioteca Nacional de España es el único códice de este género que no se copió para un monasterio entre los siglos X y XI. Fueron los monarcas Fernando I y Sancha, bajo cuyo reinado se reunificaron León y Castilla en 1037, quienes encargaron la obra junto con otras, en un mecenazgo cultural que tenía a la vez un interés religioso y político.
Excepto Alfonso III, que organizó una biblioteca regia, ningún monarca asturiano ni leonés había encargado manuscritos hasta que lo hicieran Fernando I y Sancha, a cuyo patrocinio debemos el famoso 'Beato' y un Diurnal conservado en laUniversidad de Santiago de Compostela.
Es muy posible que el papel de la reina en todos estos encargos fuera muy relevante. Su mención en el laberinto del 'Beato' y su retrato en la miniatura del folio 6 del Diurnal dan testimonio de su participación activa en la política cultural de Fernando.Sancha no se conformó con la función de legitimación de la corona leonesa para su marido, sino que fue una colaborada eficaz de su esposo, a quien convenció de la conveniencia de hacerse enterrar en León en lugar de en Oña oArlanza.
En efecto, Fernando, un hombre profundamente religioso, sintiéndose enfermo en Valencia, pidió ser llevado a León, a donde llegaba el 24 de diciembre de 1065. De inmediato acude a San Isidoro a rezar y asiste a los maitines de Navidad con los monjes siguiendo la liturgia hispana. Dos días después, en la iglesia, se encomienda a Dios, despojándose de los atributos de su reinado, el manto y la corona, y tras dos días de penitencia muere, dejándonos un valioso legado cultural.
Lleva la signatura Vitr. 14-1 y debió copiarse entre 930 y 950, siendo uno de los más antiguos conservados. Fue realizado probablemente en el SE del Reino de León. En el siglo XVI estaba en el Monasterio de San Millán de Suso, razón por la que se le conoce como manuscrito emilianense. El códice está mutilado, faltándole unas 18 hojas al comienzo y otras tantas al final.
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