Vespasiano da Bisticci
Vespasiano da Bisticci (nacido en Bisticci en 1421 y fallecido en Antella el año 1498) fue un escritor, humanista y librero italiano. Poseía un negocio de venta de libros en Bargello y aunque realizó ningún tipo de estudios, aprendió griego y latín gracias a los libros que vendía. Bien pronto se dio a conocer en la Florencia de los Medici por su actividad de librero y transcriptor de textos que él mismo confeccionaba de manera delicada y proporcionaba a petición de los señores del tiempo entre los cuales estaba Cosme de Médici.
Vespasiano se convirtió en el librero más importante de Florencia. Su comercio de libros al por menor, sirvió a prelados y príncipes, haciendo todo lo posible para atraerse a sus clientes y venderles sus libros. Para ello ejerció todo tipo de tácticas, a veces incluso sumametne agresivas destinadas a incrementar sus ventas y emparejar clientes y libros. Su tienda recibió todo tipo de elogios por parte de los poetas humanistas.
Biblioteca Laurenciana
Cuando Cosme de Médici decidió crear la Biblioteca Laurenciana, Vespasiano organizó -nos cuenta él mismo- la tarea de 45 amanuenses que debían copiar en menos de 2 años, doscientos manuscritos para la biblioteca de Cosimo de Medici, la mayor parte de ellos eran libros de teología y cantos litúrgicos, con la que quería dotar la Badía de Fiesole. Los fondos se seleccionaron de acuerdo con una lista que había elaborado el humanista Tommaso Parentucelli (luego Papa Nicolás V), formando una especie de compendio ideal que cualquier biblioteca debía tener.
Profundo admirador de Cosme, Vespasiano se deshace en elogios hacia él por su generoso gasto. Durante la construcción de la “villa” Medici en Careggi, Cosme se había percatado de que el gasto estaba siendo mayor de lo esperado y sólo se había completado la mitad del trabajo. Como el pago era por el total de la obra, Cosimo se preocupó si el arquitecto no perdería dinero tratando de acabar la obra. Le llama y le tranquiliza asegurándole que le pagará lo necesario. Dice Vespasiano da Bisticci que: “Quien trabajase para él, no debía perder con ello sino quedar satisfecho con su labor”.
Algo semejante ocurrió en 1470 cuando recibió el encargo de formar lo más rápidamente posible una biblitoeca principesca -que aún se conserva intacta en el Vaticano- para Federico da Montefeltro, duque de Urbino, labor que finalmente desarrolló durante 14 años.
Según Vespasiano, los códices en pergamino eran los únicos que valía la pena poseer. Así, cuando la imprenta se difunde por Europa, la fama y la actividad de Vespasiano -reacio al nuevo invento-, empieza a decaer.
Así, al negarse en rotundo a vender ni un sólo libro impreso, sus competidores empiezan a ganarle terreno, sobre todo Zenobio di Mariano, que a la vez que manuscritos, empezó a vender los primeros libros impresos, razón por la cual éste se mantuvo en el negocio hasta 1495. Vespasiano sin embargo, se ve obligado en 1478 a cerrar su taller, y se retira a la villa de su propiedad en Antella, donde pasó el último período de su vida escribiendo biografías de los hombres que había conocido. Las biografías, en total 103, recogidas con el título de Le Vite fueron publicadas en 1839. La obra, aun cuando fue escrita con una prosa pobre y de tono popular, es digna de interés por su valor documental.
De Vespasiano se conserva un epistolario y una obra llamada Libro delle lodi e commemorazioni delle donne illustri («Libro de las alabanzas y de las conmemoraciones de las mujeres ilustres»).
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Bibliografía:
Elizabeth Lewisohn Eisenstein, Fernando Jesús Bouza Álvarez. La Revolución de la imprenta en la edad moderna europea . Ediciones AKAL, 1994
Jill Kraye . Introducción al humanismo renacentista. Ediciones AKAL, 1998
José María Durán Medraño. Hacia una crítica de la economía política del arte:una historia ideológica del arte moderno considerando su modo de producción. Plaza Valdes, 2008
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