Francisco de Suarez

Uno de los escolásticos más grandes

Francisco Suárez nació en Granada el 5 de enero de 1548 en el seno de una familia noble y rica. Tras finalizar sus estudios literarios fue enviado por sus padres a Salamanca en cuya universidad cursó estudios de canonista aprendiendo derecho romano, civil y canónico lo que le proporcionó una sólida formación juridica.

Con una clara inclinación por la vida religiosa, decide entrar en la reciente orden de la Compañía de Jesús. De las 50 solicitudes que en ese momento se presentaron, sólo la de Suárez fue rechazada por ser un aspirante de flaca salud y de poco talento.

Recibido finalmente con el estatuto de indiferente, que equivalía a que se determinaría con posterioridad su valía como sacerdote o como hermano (pasando el provincial sobre el voto nuevamente adverso de los examinadores).

Desesperado al no conseguir ningún fruto aparente en sus estudios, pide que se le borre de los registros escolares para ser destinado a tareas más humildes. Gracias a su superior que le insta a continuar sus esfuerzos, decide perseverar y casi de repente, se revela como una persona de un claro entendimiento en la cátedra de filosofía.

Así, enseña en Segovia y Valladolid, siendo llamado a Roma en 1579 para ocupar la cátedra de teología en el Colegio Romano. Con 32 años, era tal la fama que le precedía que el propio papa Gregorio XIII acudiría a su lección inaugural, granjeándose con él una amistad que le duraría hasta su muerte. También estuvo muy unido al cardenal Belarmino, antiguo discípulo de Juan de Mariana

Suárez dice:

El modo de leer (enseñar) que yo tengo, es diferente de lo que los más usan por acá; porque hay costumbre de leer cartapacios, leyendo las cosas más por tradición de unos a otras que por mirallas hondamente y sacallas de sus fuentes, que son la autoridad sacra y la razón, cada cosa por su grado. Yo he procurado salir deste camino y mirar las cosas más de su raiz, de lo cual nace que ordinariamente parece llevan mis cosas algo de novedad...

Tras 5 años en Roma rodeado de un clima malsano (la ciudad estaba rodeada de marismas infestadas de mosquitos transmisores del paludismo) y ya de regreso a España, enseñó en Alcalá, donde sus primeros libros le comportaron dificultades por parte de los censores dominicos. En 1593 tras 8 años en Alcalá, obtuvo el traslado a Salamanca, donde enseñó con una brillantez cada vez mayor: en el colegio jesuita del Aspirantado escribiría, en 1597, su obra maestra, las Disputaciones metaphysicae, que tiene un puesto de primera línea en la historia universal de la filosofía. Otras obras igualmente importantes fueronDe anima, De Deo uno et trino, y Defensio fidei catholicae et apostolicae adversus Anglicanae sectae errores.

En este mismo año, nombrado profesor de la cátedra de Primo de Coimbra por orden directa de Felipe II, implantó allí durante mucho tiempo el pensamiento salmantino hasta 1615 que obtuvo su jubilación, marchando a Lisboa, dos años antes de su muerte, ocurrida en dicha ciudad el 25 de septiembre de 1617.

Suárez recibió el nombre de doctor eximius et pius, es el más eminente representante de la escolástica barroca.

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