La Editorial Calleja: Saturnino Calleja Fdez
La Editorial Calleja: Saturnino Calleja Fernández
Saturnino Calleja Fernández nació en Burgos en 1853. Su padre, Fernando Calleja Santos, fundó en 1876 un negocio de librería y encuadernación, en la calle de la Paz, en Madrid, que fue comprado por Saturnino, en 1879, y que este convirtió en la Editorial Calleja, que llegó a ser la más popular en España, en Hispanoamérica y en Filipinas.
Saturnino Calleja realizó dos importantes novedades en el mundo editorial de la época: publicó grandes tiradas de los libros y cuentos (con muy pequeño margen de beneficio, con lo que abarató mucho los precios) e ilustró profusamente todos ellos con dibujos de los mejores artistas, logrando así unos cuentos atractivos y al alcance de los bolsillos de menor poder adquisitivo, acostumbrando a leer, con ello, a varias generaciones de niños.
Saturnino participaba del ideal regenaracionista que proponía reconstruir el país a través de la educación y la cultura, auxiliando la tarea de los maestros para alfabetizar la población. Ese era el objetivo de Calleja, aunque no fuese la primera editorial escolar (honor que le corresponde a Victoriano Hernando en 1828).
Los maestros españoles estaban menospreciados ("Pasar más hambre que un Maestro de Escuela" era una frase de la época). Saturnino Calleja fundó y dirigió la revista La Ilustración de España, en cuya cabecera decía: "Periódico consagrado a la defensa de los intereses del Magisterio Español"; su primer número salió a la calle en junio de 1884. Aquella revista iba acompañada por el boletín El Heraldo del Magisterio, con los mismos fines y las mismas firmas. También creó la Asociación Nacional del Magisterio Español y organizó la Asamblea Nacional de Maestros. Con todo ello se convirtió en el líder indiscutible de los maestros españoles. En 1888, La Ilustración de España cambia de director y propietario y se define como "periódico ilustrado de Literatura, Ciencias, Artes y Modas".
Por otra parte, los libros de Pedagogía eran entonces escasos, malos y caros. Calleja editó otros, basados en las más modernas tendencias pedagógicas europeas, los llenó de bonitas ilustraciones (su gran lema era "Todo por la ilustración del niño") y los repartió (a veces a costa de su bolsillo) por las entonces paupérrimas Escuelas de los pueblos de España.
La Editorial Calleja publicó del orden de los 3.000 títulos, no solo de cuentos, sino también libros texto y libros de Pedagogía (muchos de estos escritos por el propio Calleja), así como literatura clásica (varias ediciones del Quijote, la primera edición completa de Platero y yo, etc.), diccionarios como el Diccionario manual de la lengua española ilustrado con millares de grabados, mapas geográficos, retratos de hombres célebres y láminas enciclopédicas), atlas, libros de medicina, higiene, derecho, baile, cocina etc.
"Tienes más cuentos que Calleja"
Es muy conocido por su colección de cuentos económicos, baratísimos, al alcance de todos los bolsillos infantiles que tuvieran 5 y 10 céntimos. De esto deriva la expresión "¡Tienes más cuento que Calleja!". Los elementos folclóricos eran tratados con ciertos tonos instructivos y ejemplificadores, además de resaltar en ellos las notas de un curioso casticismohispánico que los hacía prácticamente inconfundibles. Sobrenadaba una fina ironía y un juego descarado con anacronismos y actitudes disparatadas que asaltaban cada cierto tiempo. Unos cuantos fueron compuestos por el propio Saturnino Calleja; la mayoría fue elaborada por escritores anónimos asalariados, algunos de ellos importantes; se desconoce la relación exacta porque los archivos de la editorial desaparecieron en la Guerra Civil. Solamente se conoce con seguridad a José Muñoz Escámez, que elaboró un centenar recogido posteriormente en el volumen Azul Celeste (1902); Juan Ramón Jiménez trabajó en su juventud en la editorial y Jesús Sánchez Tena escribió e ilustró cuentos para la editorial.
Calleja contó, entre otros, con Narciso Méndez Bringa, artista preferido de la revista “Blanco y Negro”, y con Santiago Regidor, también ligado a esa revista. Conforme avanzaba el siglo XX, fueron uniéndose otros más jóvenes, representantes de las nuevas corrientes estéticas. Algunos de los más destacados fueron Salvador Bertolozzi y José, “Pepito”, Zamora.
Sabedor de la importancia que tenía la imagen, se alejó de las típicas lecturas de la época e intentó atraer al pequeño público con imágenes coloridas abandonando el tedioso monocolor. “Todo por la ilustración” era el lema de la empresa editora.
De invención suya es el final de innumerables cuentos de habla hispana: "...y fueron felices y comieron perdices, y a mí no me dieron porque no quisieron."
Los herederos de Saturnino Calleja
Tras su muerte en 1915 y hasta 1929, la editorial pasa a su hijo Rafael Calleja, se caracterizó por una prolongación de las líneas de trabajo establecidas por su padre, pero centrando el género de la producción editorial en los campos de la literatura y de las obras científicas, mejorando las técnicas y el estilo de las ediciones salidas de su imprenta.
En esta época los Cuentos de Calleja llegaron a alcanzar sus máximas notas de originalidad, buen gusto y carácter innovador, bajo la dirección artística de Salvador Bartolozzi. La editorial Calleja también publicaba la colección Perla, más lujosa. Los cuentecitos de Calleja fueron la lectura de todos los niños que vivieron en las primeras décadas del siglo XX. Eran cuentos con letra pequeña, con algunas ilustraciones en blanco y negro y con un contenido divertido; su lectura era amena, rápida. Gracias a Calleja, los niños españoles conocieron aHans Christian Andersen, a los hermanos Grimm, Los viajes de Gulliver, Las mil y una noches y toda una serie de versiones de autores españoles.
Entre las “licencias” que los Calleja se tomaban en los cuentos que publicaban se encuentran las de cambiar los argumentos, los nombres y los finales: ‘Hansel y Gretel’ fueron ‘Juanito y Margarita’ y ‘El Barón Munchausen’ , por ejemplo, pasó a ser el Barón de la Castaña
Posteriormente, le sucede en la imprenta su nieto, llamado también Saturnino Calleja en la que la imprenta vive las vicisitudes de la guerra civil y la posterior hambruna. Es una época de baja producción y escasa calidad destinada a un escaso público. Finalmente la editorial cerraría en 1958.
Página | Contenido | Relevancia |
---|---|---|
cuentosdecalleja.org | Homenaje a Calleja | * * * * |
Blog | Fotografías | * * * |
Wikipedia | Biografía | * * * |
Bibliografía:
Enrique Fernández de Córdoba y Calleja, Saturnino Calleja y su Editorial. Los Cuentos de Calleja y mucho más. Madrid: Ediciones de la Torre, 2006.
VV. AA. La Editorial Calleja, un agente de modernización educativa en la Restauración. UNED Ediciones, 2002
Sara Ramos Zamora. Revista Complutense de Educación. Vol. 13 Núm. 2 (2002) 733-735
Wikipedia
Todo el contenido tiene licencia Creative Commons 3.0. Imágenes: Wikimedia.