El Alcarreño Antonio Sancha
El otro gran impresor español del siglo XVIII
Antonio Sancha (Torija, Guadalajara, 11-VII-1720- Cádiz, 30-XI-1790) nació en la "villa de Torrija" el 11 de julio de 1720 y se traslada a Madrid a la edad de 19 años, trabajando como vendedor de libros en la casa del impresor de Cámara Antonio Sanz. Tras su boda con la hermana de Antonio Sanz en 1745 y dueño ya de la librería Sanz, inicia su andadura como editor del Parnaso Español en 1768 para el propio Ibarra, donde se recogen obras de Quevedo, Fray Luis, Lope de Vega, etc.
Posteriormente se pasó a la labor de impresor, siendo su primera obra “Declaración copiosa de la Doctrina Christiana”en el año 1771. Merecen citarse: Las Eróticas, de Estevan Manuel de Villegas, 1774, 2 tomos con dos preciosas láminas; La Araucana, de Ercilla, 2 tomos, con retrato grabado por Tejada y láminas por Carnicero, 1776. Una de las más bellas ediciones del Quijote aparecidas en esta centuria, fue la dada a luz por Sancha, en 1777, en 4 tomos, con láminas dibujadas por José Camarón, grabadas por Montfort, las Memórias históricas de la Marina, Comercio y Artes de la Antigua Ciudad de Barcelona, por Antonio Capmany y de Montpalau,
Antonio Sancha era un hombre ilustrado, que ejerció gran influencia en los círculos intelectuales y literarios, interviniendo además en peticiones para la elaboración de leyes que mejorasen la situación del mundo editorial del momento.
Sancha redescubrió a los clásicos españoles. La primera fue la Colección de las obras sueltas de Lope de Vega (1776-1779). Le siguió la de Cervantes (1781-1797), Quevedo y Garcilaso, entre otros.
En 1781 Sancha editó una traducción de la obra de Seriman, Viajes de Enrique Wanton, una novela ilustrada con estampas a toda plana intercaladas en el texto, grabadas por José Patiño, con un concepto que aún hoy sorprende.
La importancia de SANCHA en la historia del libro se debe a la belleza y a la calidad de su producción y especialmente a las antologías y ediciones comentadas de los más importantes escritores de la lengua española. Este interés por la historia de la literatura no era únicamente comercial. Sancha reunía en su casa una tertulia de ilustrados preocupados por la educación y la difusión del humanismo, políticos y grabadores relacionados con el mundo del libro como Eugenio Llaguno y Amirola, Juan José López Sedano, Juan Antonio Pellicer, Vicente García de la Huerta, Francisco Cerdá y Rico, Campomanes, el conde de Aranda, Salvador Carmona, Carnicero o Luis Paret.
El Quijote de Sancha
En 1777, Sancha imprimió un Quijote copia del realizado en 1771 por Ibarra (también en 4 tomos, con láminas de José Camarón y grabadas por Manuel Monforte). Sabiéndole a poco, ya que en cierta forma Sancha deseaba tener un quijote que fuese "exclusivamente suyo" decidió editar un Quijote que superara en todos los aspectos al de Ibarra. Para ello encargó al académico de la Historia, Juan Antonio Pellicer una edición con nuevas notas, análisis y la vida del autor nuevamente aumentada. Tras 20 años de duros esfuerzos, la obra de 8 tomos vio la luz en el año 1798, 8 años después de su fallecimiento y fue reeditada por primera vez en 1996 por Las Cortes de Castilla La Mancha.
Muerte de Antonio Sancha: Tras su muerte en 1790 su hijo Gabriel heredó el taller madrileño junto a su hermano Antonio, aunque a su separación en 1797 fue Gabriel quien conservó la marca paterna en su nueva oficina de la calle del Lobo. Publicó numerosos libros en distintas lenguas, particularmente en castellano, además de numerosos mapas y grabados. De la riqueza de su labor queda como muestra el catálogo de su librería, publicado en 1806.
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