Alfonso Fernandez de Córdoba

Primeros años:

Alfonso Fernández de Córdoba era castellano, de origen converso como hemos dicho; antes que impresor fue platero fundidor (lo que le serviría después como grabador para dar personalidad a sus propias tipografías) . Se tiene constancia de que pasó por Castilla donde adoptó entre otras, la letra gótica hacia el año 1470, pasando a Valencia posteriormente donde parece que aprendió el arte tipográfico con el alemán Lamberto Palmart.

Su testimonio más antiguo lo encontramos en el colofón de la "Biblia romanzada en valenciano" por Bonifacio Ferrer. En ella aparece que la edición fue costeada por Felipe Vizlant y tuvo como impresores una sociedad formada por Alonso de Córdoba junto a Lamberto Palmart, sociedad que fue circunstancial ya que poco después imprimiría en solitario el "Confessionale defecerunt" de Antonio de Florencia.

Por un contrato celebrado en 1483, sabemos por un lado que se asociaba con Gabriel Luis de Ariño, el judío Salomón ben Maimon Zalmati a quienes se uniría el tudesco López de Roca, único impresor finalmente de la sociedad y por otro que Fernández de Córdoba había tenido que huir a Murcia porque, desde 1479, estaba condenado a muerte en Valencia. Según dicho documento, Ariño intentaba lograr un salvoconducto para que el impresor volviera a esta ciudad y realizara los trabajos comprometidos con su obispo, Jaime Pérez.

Huida de Alfonso Fernández de Córdoba a Valencia:

Hu huida de Valencia tuvo que ser precipitada pues le impidió llevar consigo todo el mobiliario que constituía su imprenta, traslandolos primero a Guardamar y posteriormente a Murcia No sabemos el motivo de recabar en la ciudad de Murcia. Quizás pudieron influir en aquella decisión la cercanía de la ciudad y el deseo de poder retornar rápidamente a sus actividades tipográficas a orillas del Turia. Por otra parte, dada su condición de converso, debió evaluar también la buena disposición de los murcianos hacia los judíos conversos y su fácil integración en la vida ciudadana, frente al clima de tensión que vivían estos en Valencia. A estas razones habría que añadir la posible relación de parentesco con el también converso Francisco Fernández de Córdoba, arrendador de impuestos del Concejo, destituido por irregularidades económicas en junio de 1482, año de la llegada del impresor a la ciudad Lo cierto es que el 13 abril de 1483, Alfonso Fernández de Córdoba se encontraba ya en Murcia, ya que en esa fecha obtuvo el empleo de “fiel de pesos”.

El acuerdo del Consejo lo atestigua:

Los dichos señores conçejo dieron cargo e poder a Alfonso de Córdova, vezino de la dicha çibdat, qeu presente hera, para que afine los pesos grandes e pequeños e las pesas de cualquier manera que sea, e dieron cargo para tasalle lo que ha de aver por ello a Diego Riquelme regidor e a Miguel Sánchez, jurado exsecutor.

Así en enero de 1484 sacó a la luz, junto con su hermano Bartolomé un Breviarium Carthaginense que luce la marca de editor de su socio Salomón Calmán (Zalmati) , el nombrado escudo con el león rampante. Se trata del primer libro impreso en Murcia. El único ejemplar que se conserva se encuentra en la biblioteca del seminario episcopal de Casale Moferrato y consta de 400 hojas sin foliar a doble columna. En su colofón se indica que la impresión fue preparada por Don Martin Salvá, deán de la Iglesia de Cartagena y que la impresión fue efectuada por los hermanos Fernández de Córdoba.

El caso es que en la segunda mitad de aquel año debía estar trabajando ya para el Cabildo, junto a su hermano Bartolomé, una vez preparado el original del Breviarium y resuelta la financiación por parte del encargado del proyecto, el deán D. Martín de Selva.

El 12 de enero de 1484, el Breviario ya estaba concluido pero el impresor todavía continuó un tiempo en Murcia, tal vez en espera de obtener el deseado salvoconducto que garantizase sin problemas su vuelta a Valencia.

Finalmente , Fernández de Córdoba vuelve a esta ciudad, esta vez en relación con Ariño; aunque puede que se trasladara a la villa aragonesa de Híjar, y permaneciera en ella por lo menos hasta 1489, encontrándose de nuevo con Maimón Zalmatí iniciando una fructífera relación hasta el año 1489 en que sus caminos se separan definitivamente, aunque hay dudas de si ambos tipógrafos trabajaron en la misma oficina, imprimiendo textos compuestos en caracteres distintos, o si mantuvieron talleres separados.

Entre 1487 y 1488, Fernández de Córdoba imprimió el Manuale sacramentorum dioecesis Caesaraugustanae; y, en el segundo año, los Capitoles de la Sancta Hermandat en el reino de Aragón.