El Libro del caballero Zifar, compuesto a principios del siglo XIV es el primer relato de aventuras de ficción extenso de la prosa española, con rasgos de novelas de caballería y se trata de uno de los manuscritos más interesantes e importantes creados en la península ibérica.
El autor de caballero Zifar
El libro se inicia con un prólogo (aunque no se nombra así en los manuscritos) en el que un tal Ferrand Martínez asegura haber traducido la historia titulada : Libro del caballero Zifar o Libro del caballero Çifar o Libro del caballero Cifar según las ediciones de la lengua caldea, que aquí significa probablemente «árabe». Aunque es este un tópico habitual de los relatos de tradición caballeresca, lo cierto es que muchos de los antropónimos del Zifar son árabes y también ciertos motivos estilísticos, pues la técnica de inserción de los cuentos recuerda la estructura de Las mil y una noches. De hecho, la obra en sí es un homenaje a la traducción y a el lejano Oriente.
Por otro lado, muchas veces el autor medieval es anónimo por razones sencillas. La obra medieval es una obra colectiva donde la palabra del autor está considerada como la palabra de Dios. Era habitual que el autor medieval recurriera a una obra anterior. En nustro caso, el personaje de Ferrán Martínez aparece en los prólogos de dos manuscritos, sin embargo no se dice que este personaje es el autor de la obra.
El Zifar está clasificado como novela de caballería cuya fecha de escritura oscila entre 1300-1341, pero estamos seguros de que fue escrita en el siglo XIV. Diferentes manuscritos fueron encontrados y el que se acerca más al original desconocido sería el manuscrito de París.
El ejemplo prologal nos sitúa en el año de 1300, año jubilar bajo el papado de Bonifacio VIII, y en Roma, adonde llega Ferrand Martínez, archidiácono de Madrid para encontrarse con Gonzalo García Gudiel, arzobispo primado de Toledo y posteriormente cardenal en Roma, que le ruega a Ferrand que traslade a Toledo su cuerpo finado, lo que ocurre al año siguiente. Datos comprobados de este cuento son el jubileo, la historicidad de Ferrand Martínez y de Gonzalo García Gudiel, por lo que la crítica ha creído verosímil que Ferrand Martínez compusiera el libro hacia 1300 y que escribiera el cuento introductorio tres o cuatro años después.
De lo que no cabe duda es de que el autor poseía formación jurídica y experiencia en cancillerías. En todo caso el autor del Zifar tuvo que conocer o tener noticia de estos personajes históricos. La fecha ante quem de redacción no iría más allá del primer cuarto del siglo XIV. No obstante, en su estudio «Los problemas del Zifar» de la última edición facsímil de 1996, Juan Manuel Cacho Blecua retrasa su fecha de composición hasta mediados del siglo XIV.
El caballero Cifar: La obra
Copias la obra:
1 El manuscrito M de la Biblioteca Nacional de Madrid: El ms. 11.309 que se conserva en una caja fuerte de la Biblioteca Nacional de España del siglo XIV, llamado códice M. El manuscrito es un volumen de gran tamaño (41,5 por 27,2 cm). Consta de 192 folios, escritos a dos columnas entre 30 y 45 líneas de texto. El texto está escrito en letra gótica semicursiva de finales del siglo XIV, y se distinguen dos manos, una corresponde al texto y la otra a las rúbricas. El texto se encuentra dividido en 219 capítulos más un prólogo.
2 El manuscrito P de la Biblioteca Nacional de de París – Esp.36: Por otro lado, tenemos el ms. espagnol 36 en la Biblioteca Nacional de Francia llamado códice P o manuscrito de París, de 1464. A este manuscrito se le suele llamar manuscrito "casi-original", está famoso primero por su estado de conservación y por sus miniaturas preciosas.
El manuscrito de París está compuesto por 192 folios, con cuatro hojas de guarda al principio y al final. Está escrito sobre vitela (el primer folio) y papel. Sus folios miden, aproximadamente, 400 x 260 mm. Posee dos numeraciones: una antigua, en números romanos, equivocada a partir del folio 122 (cxxiij) y otra moderna, hecha a lápiz, en números arábigos, ambas en la esquina superior derecha.
El texto está escrito a dos columnas, con letra redonda o semigótica, la habitual para los textos en castellano en el siglo XV. Parece escrito por dos amanuenses distintos, uno hasta el folio 121 y otro en adelante. La tinta para el texto ha conservado su tono oscuro. También se emplea tinta roja en los epígrafes y calderones, y morada solo para los calderones, alternándose con la roja. Las letras capitales, al comienzo de cada capítulo, son góticas adornadas con arabescos y representaciones florales. Para el cuerpo de la letra se utiliza el dorado sobre una base de tinta marrón; para la decoración interior, el azul celeste y el rojo burdeos; y, para el contorno de la letra, el negro.
El códice posee 243 hermosísimas miniaturas muy ricamente iluminadas sobre la vida civil y militar de la época, repartidas a lo largo del texto, con medidas que oscilan entre 120 x 100 mm cuando se sitúan en una columna, y 150 x 180 mm si ocupan la anchura de la caja de escritura. El artista principal (se aprecia la colaboración de varias manos) ha sido identificado con Juan de Carrión, famoso pintor de una obra muy amplia que firmó los libros de coro de la catedral de Ávila.
Su encuadernación actual es de piel de ternera sobre tapas de madera que miden 418 x 280 mm. El lomo, de cuero rojo, pertenece a una encuadernación anterior. Mide 70 mm de ancho, y en él aparece repetidamente el escudo de Napoleón I con adornos dorados que representan flores de lis. En el tejuelo se lee «roman de cifar».
Este manuscrito fue expresamente copiado para la biblioteca de Enrique IV de Castilla como ha demostrado Alix Saulnier por las armas llevadas por ángeles en el f. 1, pasando a su muerte, a Isabel I, donde formaba parte del tesoro personal de la reina. En torno al año 1511 es posible que perteneciera a Charles de Croy, conde de Chimay, de quien conservó las armas en una encuadernación de terciopelo. En todo caso, en 1526 estaba ya en la biblioteca de Margarita de Austria, y poco después, en 1565, en la de María de Hungría, hermana del emperador Carlos V. De ahí pasó a la biblioteca de los Duques de Borgoña, donde está documentado en 1577 y 1614, hasta finales del siglo XVIII. En 1796 llega a París. Napoleón lo admira y lo recoge en la Bibliothèque Impériale. Ahí, en lo que iba a ser la Bibliothèque Nationale de France a partir de 1871, permanece el códice hasta nuestros días. El papel fue restaurado en 1947 y la encuadernación, en 1980.
3 La edición impresa en Sevilla en 1512 de la que existen dos ejemplares impresas por Jacobo Cromemberg. La originalidad del libro de 1512 se encuentra en el prólogo totalmente diferente al de los manuscritos de París o de Madrid .La edición de 1512 toma un modelo diferente al que conocemos, pero desgraciadamente, el modelo se perdió.
En el siglo XVI Los impresores sevillanos sacaron a la luz una amplia gama de libros en romance, tanto de autores españoles como de extranjeros traducidos al castellano de tipo caballeresco. Así Jacobo Cromberger editó en 1507, 1509 y 1510 la Historia de los nobles caballeros Oliveros de Castilla y Artús de Algarve ; en 1507, la Estoria del noble cavallero el Conde Fernán González con la muerte de los siete Infantes de Lara ; en 1508, el Libro del caballero don Tángano y de las cosas que en el Infierno y Purgatorio y el Paraíso vido ; en 1510, las Sergas de Esplandián; en 1511, el Libro de don Tristán de Leonís y la Crónica del rey don Rodrigo ; en 1512, la Coránica del noble cavallero Guarino Mezquino , y finalmente el 9 de junio de 1512, La coránica del muy esforcado y esclarescido cavallero Cifar.
Estructura de la obra:
Muy posiblemente la inclusión de digresiones típicas de la literatura sapiencial o las colecciones de exempla viene dada por la novedad que suponía componer una obra extensa de ficción en prosa, a pesar de que la labor del taller literario alfonsí y la aclimatación de la materia de Bretaña en la Península, junto con la necesidad de desarrollar modelos narrativos en las crónicas históricas, habían allanado el camino a la irrupción de la ficción novelesca.
el crítico Charles Philip Wagner, en 1929, divide la historia en cuatro partes (además del prólogo):
Prólogo: Convencionalmente denominado así por la crítica que se ha ocupado del Zifar, se trata de un exemplum, como recomendaban las artes poeticae para el ordo artificialis, una parte de la retórica medieval. Brunetto Latini, en los Libros del Tesoro aconseja comenzar estas obras extensas con «un enxiemplo o proverbio o sentencia o autoridat de los sabios».
Las dos primeras partes: Se titulan «El caballero de Dios» y «El rey de Mentón» en la edición de Wagner (1929). Relatan una historia de separación y encuentro de Zifar con su familia, compuesta por su mujer Grima y sus hijos Garfín y Roboán.
La tercera parte, «Castigos del rey de Mentón», recoge los consejos que Zifar —ya rey de Mentón— da a sus hijos Garfín y Roboán. Es un tratado doctrinal de educación de príncipes, y se aparta del género narrativo para hacer una digresióndidáctica. Esta parte reelabora las Flores de filosofía, una colección de sentencias obtenidas del Libro de los cien capítulosque a su vez provienen de las colecciones árabes de dichos de sabios griegos.
La cuarta parte narra la historia de Roboán desde que abandona el reino de Mentón hasta que consigue ser coronado emperador de Tígrida, con lo que repite el modelo de su padre.
Fuentes:
Múltiples influencias pueden detectarse en el libro del caballero Zifar . En primer lugar, las similitudes con la cuentística oriental (Mil y una noches, Calila y Dimna o Sendebar) así como la semejanza de su argumento con la leyenda del caballero llamado Plácidas o (Placidus), que originó varios libros de aventuras españoles, como el De un caballero Plácidas, del mismo siglo XIV. Otras influencias posibles influencias europeas que se han señaladoson la chanson de geste, los Lais de María de Francia o el de Chrétien de Troyes, y como no, el del ciclo artúrico, pues de esta época datan las primeras traducciones españolas.
Pero toda búsqueda de fuentes no explica la radical originalidad de un libro que ha sido considerado el primer libro de caballerías castellano, pero que incluye en su parte central un extenso tratado de «educación de príncipes», el capítulo de los «Castigos del rey de Mentón», donde se ha visto el influjo directo de las Flores de filosofía. Este tratado pertenece al género de la literatura doctrinal, o también sapiencial o gnómica, adaptándolo a la figura del caballero cristiano, en consonancia con el espíritu de las órdenes militares.
En resumen, el texto del Zifar combina características del roman medieval, en el sentido que tiene en Chrétien de Troyes y los autores de la Vulgata artúrica, con elementos didácticos de tipo variado: exempla, proverbios, sermones y tratados para la educación de príncipes.
Estilo de la obra:
Destaca, en todo caso, la presencia constante del humor en el Libro del caballero Zifar, aspecto en el que concluye que supera a todas sus obras contemporáneas. Pero quizá los elementos más señalados del estilo del Zifar son los proverbios y refranes y los exempla o cuentos moralizantes. En cuanto a los primeros se nota, a diferencia de lo que ocurre en otras obras de la literatura española que los utilizan, como El libro de buen amor, La Celestina o El Quijote, que no aparecen enristrados, sino diseminados por toda la obra.
En cuanto a los exempla, aparecen en el texto más de veinte, tratados siempre con algún añadido original. Su filiación es diversa y va desde las fábulas de Esopo (como sucede en el Arcipreste de Hita), hasta el origen oriental, pasando por el anecdotario de procedencia clásica.
Pese a que la obra ha sido considerada como la primera novela de caballerías de la literatura española, carece de algunos rasgos definitorios de este género, como son la ausencia de descripción de batallas y estrategias militares, la precaución e incluso elusión de los enemigos, la escasísima presencia de duelos entre dos caballeros y, en fin, un sentido de la fama, el amor y la aventura muy diferente del mundo ideal caballeresco. Antes al contrario, el relato del Zifar se esfuerza en reproducir con bastante fidelidad el contexto de la realidad cotidiana del siglo XIV. Por otro lado la influencia de la novela griega de aventuras o novela helenística basta para explicar la separación y reencuentro familiar, el encumbramiento del héroe y el entrelazamiento de los episodios.
Por último cabe mencionar la inclusión de dos poemas castellanos, en uno de los primeros ejemplos de lírica en esta lengua que se conservan.
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Bibliografía
Sandrine García ,El Libro del caballero Zifar y su prólogo original, Universidad de Perpiñán ( Francia )
Libro del caballero Cifar. Edición de González Muela. Clásicos Castalia. 1982
Wikipedia
www.moleiro.com
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