Petrus Apianus (Pedro apiano)
Petrus Apianus (16 de abril de 1495 – 21 de abril de 1552), cuyo nombre original en alemán era Peter Bienewitz o Bennewitz , castellanizado como Pedro Apiano, fue un humanista alemán conocido por sus importantes trabajos en matemáticas, astronomía ycartografía. Fue nombrado matemático del emperador Carlos V a quien había dedicado una de las obras que más fama le dio, el Astronomicum Caesareum.
Apiano nació en Leisnig, Sajonia. Su padre, zapatero, disfrutaba de una situación económica desahogada, formando parte de lo que se pudiera considerar clase media de la ciudad. Inició sus estudios de latín en la escuela de Rochlitz, aplicándose desde pronto en el estudio de las matemáticas. De 1516 a 1519 estudió en la universidad de Leipzig, donde latinizó su apellido, adoptando el nombre de Petrus Apianus por el que será conocido (lat. apis significa "abeja" o "Biene" en alemán).
En 1519 pasó a la universidad de Viena, uno de los centros universitarios que gozaban en su tiempo de mayor fama en los estudios de matemáticas, ampliando sus estudios a la astronomía y la cosmografía. Aquí publicó en 1520 una versión personal del planisferio de Waldseemüller con el título Tipus Orbis Universalis.
La peste de 1521 le obligó a dejar la ciudad, trasladándose a Ratisbona primero y a Landshut más tarde, donde en 1524 publicó la obra que más fama le daría, el Liber cosmographicus, conocido simplemente como la Cosmographia de Petrus Apianus, varias veces reimpreso y traducido a catorce idiomas antes de concluir el siglo. También aquí contrajo matrimonio con la hija de un consejero de la ciudad, Katharina Mosner, con quien tuvo catorce hijos.
En 1527 fue nombrado profesor de matemáticas en la Universidad de Ingolstadt, donde iba a ocuparse también en tareas de impresor, destacando por el cuidado de sus impresiones. Entre las primeras, las obras de Johann Eck, contradictor de Martín Lutero. El mismo año de su llegada a Ingolstadt publicó un libro de gramática en lengua vernácula, Ein newe und wolgegründete underweisung aller Kauffmanns Rechnung (Un libro nuevo y fiable para aprender el cálculo y destinado a los comerciantes), para hacer su estudio asequible a un público más amplio. Hans Holbein incluyó un ejemplar de esta obra en una de sus más célebres pinturas, Los embajadores.1 En 1533 publicó otra conocida obra, el Instrument Buch, o libro de instrumentos dedicado a la descripción de intrumentos para observar en astronomía y en gnomónica, donde instruía sobre la construcción de relojes de sol.
En reconocimiento a sus estudios el emperador Carlos V le concedió hacia 1535 un privilegio imperial, ampliado en 1544, que le facultaba para disponer de un blasón.
A lo largo de su vida, Apiano se afanó en la observación directa y la estimación matemática del cielo. Así pudo redactar y publicar sus conclusiones cartográficas y sus descubrimientos en la fabricación de instrumentos matemáticos y astronómicos. En 1532 publicaba un cuadrante astronómico junto a la descripción de otros instrumentos capaces de observar los cuerpos celestes tanto de noche, como de día. En 1533 otro nuevo libro presentando un instrumento para el estudio del Sol; en 1541 editó la documentación perteneciente a un nuevo instrumento que ofrecía ayuda mecánica al computar senos trigonométricos, etc. El propio Astronomicum Caesareum contiene la descripción de multitud de instrumentos, entre ellos el de su famoso astrolabio, recogido aquí.
Nombrado matemático de la corte imperial, con casi toda seguridad a raiz de la publicación de esta obra, el éxito y la fortuna le acompañaron hasta el resto de sus días. Gracias al favor imperial y a sus libros, dispuso de una considerable fortuna en sus últimos años, falleciendo en Ingolstadt, cuya universidad no quiso abandonar, en 1552. Tenía 57 años.
Apiano fue uno de los primeros cosmógrafos en proponer la observación de los movimientos de la Luna para determinar las longitudes. En matemáticas calculó tablas trigonométricas que publicó en Núremberg en 1534 con el título Primi instrumentum mobilis, con un instrumento que permitía el cálculo mecánico de senos.
Aplicó las matemáticas al estudio astronómico, favoreciendo la observación directa. En este sentido, fue el primero en valerse de cristales ahumados para la observación del Sol. Así pudo publicar un cuadrante astronómico e instrucciones para la fabricación de instrumentos de observación y relojes de sol. Entre las observaciones astronómicas que realizó cabe destacar la descripción del paso en 1531 del cometa Halley, sugiriendo además que las colas cometarias en su órbita de giro es muy posible que apunten en sentido opuesto al Sol.
Astronomicum Caesareum.
En agradecimiento, en 1540 Apiano dedicó al emperador otra de sus más célebres obras, el Caesareum Astronomicum, obra maestra de la imprenta salida de su propia prensa en Ingolstadt. En esta obra hacía Apiano una nueva exposición de la astronomía de Ptolomeo y como he dicho, fue dedicado al emperador Carlos V en reconocimiento del apoyo prestado gracias al privilegio imperial antes mencionado. Aunque se ha sugerido que el emperador en persona pudiese haber asistido a alguna de sus clases, sin duda lo más probable es que simplemente sintiera admiración por sus conocimientos.
Al parecer los cálculos cartográficos y astrológicos apasionaron tanto al Emperador que pidió a Alonso de Santa Cruz que le tradujera la obra al castellano. Al parecer, nunca llegó a comprender la obra del todo, pese a los esfuerzos didácticos que Santa Cruz desplegó en su Astronómico Real.
La obra destaca por el valor de sus maravillosas lustraciones y el cuidado de su impresión en tamaño gran folio. La obra está además realizada a través de intricadas composiciones con discos móviles en papel formados hasta por seis capas, que permiten fijar las posiciones de los planeta cada día del año, las fases de la luna o las fiestas móviles del calendario litúrgico, en función del plano de la eclíptica (La Eclíptica es la línea curva por donde «transcurre» el Sol alrededor de la Tierra, en su «movimiento aparente» visto desde la Tierra. Está formada por la intersección del plano de la órbita terrestre con la esfera celeste) .
Podemos encontrar una composición de círculos móviles para cada uno de los cuerpos celestes que entonces formaban el universo conocido (siete) junto a otras que permiten alinear la situación de cada planeta en cualquier día del año, el solsticio y el equnoccio, las fases de la luna, su edad según el ciclo de Metón, el número aúreo, la letra dominical de cada año, las fechas de las fiestas religiosas móviles que dependían del día de la pascua (primer domingo después del equinoccio de la primavera), acompañado además de tablas y explicaciones.
En la obra predice eclipses y hay observaciones de cinco cometas diferentes (años 1531, 1532, 1533, 1538 y 1539), donde por primera vez indica que las colas de los cometas están siempre proyectadas en una dirección que proviene del sol.
La obra es tan fantástica que un facsímil realizado en Leipzig en la década de los 70 del pasado siglo XX, sus círculos apenas podían usarse. No así, los del original que cumplen su cometido cuando ya han pasado más de cuatro siglos desde su edición.
Constituye el trabajo astronómico más importante antes de la edición del De Revolutionibus de Copérnico (1543). El Sistema Solar geocéntrico del Astronomicum Caesareum, adquiere en estas imágenes una de las representaciones científicamente más exactas y artísticamente más bellas de cuantas existen.
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