El buen olor a libro quemado
En el año 1778 en muy cerca de Gizeh, varios campesinos (fellahin) encontraron por casualidad varias docenas de documentos griegos que decidieron quemar para aspirar su embriagante olor.
Sólo quedó uno que terminó en manos del Cardenal Borgia en Roma. Fue presentado durante muchos años como el único papiro helénico de todo Egipto y su contenido no es otra cosa que una lista de estibadores de los años 192-193 a.C.